domingo, 23 de octubre de 2011

ANÁLISIS DE LA PENA DE MUERTE 2

               RESEÑA 2
La Pena de muerte consiste en provocar la muerte de un condenado, por parte del Estado, como castigo por un delito establecido en la legislación. Por lo tanto la pena de muerte es la pena más fuerte que un Estado puede llegar a imponer, y la defensa de esta se basa en la pretensión de que las ejecuciones responden a necesidades importantes de la sociedad que no se podrían saciar de otro modo. El capitulo Análisis de la lógica y la realidad de la pena de muerte hace parte del libro “cuando el Estado es el que mata los derechos humanos frente a la pena de muerte” publicado en el año 2001 por Amnistía Internacional[1]. El presente trabajo tiene como objeto la exposición de dos contraargumentos que atacan directamente la lógica de la pena de muerte; el primero la retribución o el justo castigo que sostiene que algunos delincuentes deben morir como una exigencia de la justicia, y el segundo a partir del análisis de la violencia política punible con la muerte amnistía considera que lejos de disuadir a los grupos terroristas, la pena de muerte logra atraer aun mas a esta clase de grupos incrementándose así los actos terroristas.

Algunos de los que defienden la pena de muerte consideran que esta funciona como retribución al delito cometido, en otras palabras, defienden el uso de esta ya que están convencidos de que algunos delincuentes deben morir, no para evitar la delincuencia, sino para aplicar un castigo que haga justicia. Es decir que al ejecutar al delincuente la sociedad, expresa su condena. El argumento de la pena merecida nace en las personas que respetan la ley, y que sienten repugnancia por aquellos que cometen delitos atroces. Cuando amnistía internacional se adentra en este argumento, considera que adolece de fundamento ya que un sistema penal nunca podría cumplir las exigencias que requiere el castigo justo como base de la pena de muerte. Básicamente por la naturaleza arbitraria e injusta en cómo se impone en la práctica, por las restricciones que hace la sociedad en su uso y el inevitable error judicial. Thorsten Sellin después de estudiar las estadísticas de los procesos, condenas y ejecuciones por asesinatos en EE.UU. concluyo que “el carácter retributivo de la pena de muerte está viciado por los prejuicios y por la influencia fuera de control de los tribunales, como la pobreza del procesado, que le impide contratar a un abogado competente, y con experiencia”. A partir de lo anterior me atrevo a decir que en realidad la ejecución de la Pena de muerte basada en el argumento del castigo merecido, no logra satisfacer el ideal de justicia, sino que sacrifica un gran número de presos con el objeto de satisfacer la ignorante exigencia popular, que solo logra de manera vengativa rebajarse al mismo delincuente.

Otro delito que es penado con la muerte, es la violencia política, es decir todo los actos de violencia por razones políticas como los atentados explosivos, secuestros, asesinatos de funcionarios públicos etc. Según el autor es comprensible que este tipo de actos sean repudiados por la sociedad y debido a esto la exigencia de la pena capital; sin embargo no duda en exponer las razones y las evidencias fácticas, que han llevado a rechazar en estos casos la pena de muerte. Primero se habla de que las ejecuciones por violencia política, contribuyen a la publicidad para los actos de terrorismo, atrayendo así a la opinión pública hacia las ideas de los violentos. Segundo, dada la fuerte convicción de quienes perpetran estos actos, la idea de sufrir la muerte puede ser un incentivo. Tercero, lejos de acabar con la violencia, las ejecuciones han servido para justificar nuevos actos violentos, ya que la oposición para fortalecer su legitimidad, usa la misma muerte como venganza, un ejemplo de esto es la reacción de sionista en 1940 (un grupo palestino al margen de la ley) cuando las autoridades británicas que gobernaban ahorcaron a varios integrantes de estos por incurrir en atentados explosivos, lo que sucedió después de esto fue que sionista ahorco a varios soldados británicos como venganza y afirmaron que después de que las ejecuciones consiguieron nuevos líderes que ayudaron a perfeccionar la causa. Para culminar las palabras del ministro de justicia (1985) Robert Banditer, “la idea simplista de que la pena de muerte puede hacer retroceder a los terroristas es desmentida por la historia y por la actualidad internacional. Nunca, en ningún lugar, la amenaza de la pena de muerte, ha impedido el terrorismo ni el crimen político. De hecho, si hay un tipo de hombre o de mujer al que la amenaza de la pena de muerte no sabe hacer retroceder es el terrorista, quien frecuentemente arriesga su vida en la acción. En relación a lo anterior considero que la preocupación por acabar con los integrantes de grupos terroristas, desvía la atención en la verdadera necesidad la cual es acabar la violencia y el terrorismo; en este caso conviene hablar de las FARC un grupo colombiano al margen de la ley, que hace mas de 40 décadas hace parte del conflicto armado y ha generado violencia política en todas sus versiones. Como todos sabemos en el gobierno del presidente Uribe (2002-2010), bajo su política de seguridad democrática  invirtió muchísimo dinero en armamento y en fortalecer al ejército, durante estos años se ataco constantemente a este grupo, llevándolo a la debilitación. A mi juicio, a pesar de que en buena medida esto trajo algunos beneficios, la paz no se halla por el camino de la guerra, la misma que el Estado se atreve a criticarles a los terroristas. Por esto considero que mientras el estado no se ocupe de lo más importante que es garantizar el mínimo vital de los ciudadanos proporcionado una vida digna, se puede lograr derrotar un millón de veces las FARC, que seguramente seguirán surgiendo nuevos grupos de la misma naturaleza, cansados de las desigualdades sociales y la corrupción de quienes están al poder.

Para finalizar cabe recordar lo mencionado anteriormente empezando por el argumento de el justo castigo que no se puede dar en la práctica pues el sistema penal no puede llenar tales requisitos, esto dada la inevitable falibilidad del ser humano. También la experiencia ha demostrado la inutilidad de penar la violencia política con la muerte, ya que es contraproducente y no logra persuadir en lo absoluto al terrorista quien se caracteriza por llevar su ideología hasta la muerte. En relación con la intención del autor considero que logra desnudar la realidad que muchos no logran ver y que puede encontrarse nublada por los comprensibles motivos de rechazo ante actos que así lo ameritan, sin embargo el autor pudo haber mencionado que en países que aun no han logrado el máximo desarrollo social como Colombia por más de que el sistema penal lograra satisfacer las exigencias sería injusto ejecutar a la gran mayoría de delincuentes, dado que estos sin justificar sus actos, han pasado por situaciones muy complejas, desde las precarias condiciones de vida a falta del mínimo vital, la falta de conciencia al no poder acceder a la educación; este tipo de personas han crecido en medio de la violencia, y muchos a falta de la intervención del Estado han buscado la forma de ganarse la vida de la única forma que conocen y que su entorno les ha enseñado. Es por esto que la evolución sin duda alguna está atada a la ocupación de factores socio-económicos como la pobreza, la desigualdad, el desempleo etc.



[1] Amnistía internacional es una ONG (organización no gubernamental), con más de 3 millones de miembros alrededor del mundo, los cuales hacen campaña para detener los abusos contra los derechos humanos, pues su objetivo es que todas las personas gocen de los derechos consagrados en la declaración universal de los derechos humanos. En el capítulo Se trabajan dos argumentos en los cuales se basa la pena de muerte.